lunes, 3 de noviembre de 2008

El infierno es mejor de lo que pensaba

Aún exhalo, la respiración me falta, pero sigo escribiendo. Lo conocí aún que no lo crean y hasta su apariencia es agradable. ÉL no es rojo, y es más amable de lo que pensaba, no tiene cachos ni cara enfurecida y la maldad de la que dicen que tiene…, Creo que yo llevo más por dentro.

Nunca pensé estar en esta situación de muerte, pero es más agradable de lo que muchos piensan. Solo me bastó usar mi vista para darme cuenta que el mundo no se basa en aquel relato que cuentan los ancianos, donde nos dicen que debemos ser hermanos y que todos estamos para ayudarnos.

La maldad reina por todos lados: en los pecados, en el permiso que no pediste, en el compromiso que no cumpliste, en la vida que dejaste. Ahí están empaquetados todos ellos.

Seguir sin respirar me importa poco, quizás las palabras que lean sean los últimos 40 segundos de respiración que tengo, y seré concreto. No espero nada del mundo, pues nada me ha dado, explico (Padres, familiares, amigos; si ellos están. La pregunta es quien hace falta. Ya no importa pues solo me espera lo peor, que aclaro, pienso es lo mejor para mi.)

Nadie espera encontrarse con aquel hombre de cachos largos, mirada furiosa y cuerpo deforme. Yo lo hice y cruzamos algunas palabras.

Me prometió paisajes, árboles frondosos, pajarillos que cantan todo el día, agua cristalina corriendo por los riachuelos. En fin “Fue el paraíso, el que nunca otra deidad me dio, solo espero, este último personaje no me engañe como todos lo han hecho”.

El demonio a quien todos dicen odiarlo, es más sano que aquellos que se quedan sin tomar los viernes. Es simplemente las ganas de brotar maldad y ser irreverente ante la vida, cosa que algunas veces no te da razones para que sigas siendo su amigo.

Estoy en su bando, y ya los ángeles me reciben con agasajos y regalos, el terreno no es tan caliente y es tranquilo, la tierra es roja y el cielo gris, pero tiene su gracia.

Lo conocí sin querer, sin tratar de estar allí. Ahora me entrego a su legión de demonios, que rondan por las cabezas de todos. Rondan cuando fallamos, cuando nos sentimos mal, cuando duele, cuando sangra, simplemente cuando encontramos que la vida no trae mayor cosa.

Para todos aquellos rezagados y débiles he aquí un servidor más. Aún no tengo rango porque soy reciente, pero ya tengo la confianza de aquel que reina cuando el miedo se apodera de la conciencia.

Fui bienvenido al infierno, y de igual forma les extiendo las puertas a todos aquellos que piensan que siempre hay una enseñanza en las cosas que pasan. Lo anterior es el aspecto más risible que haya escuchado

Los espero, en compañía de los pensamientos moribundos que rondan mi cabeza, aquellos que no tienen razón de ser, pero si mucho que corromper y analizar.

Bienvenidos a mi averno.

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